Enseñar a comer frutas y verduras

COMIENDO VERDURAS...

Enseñar a comer frutas y verduras a los niños es fundamental, sobre todo hoy, cuando la vida moderna atenta contra este hábito. Las coloridas entradas de las abuelitas están en retirada y abundan los snaks de papas fritas y queques envasados. Por algo estamos frente a una verdadera epidemia de obesidad.

Creatividad y paciencia

Nos preocupa que los padres, demasiado ocupados, no se den el tiempo de formar este hábito, que no suele ser fácil: Es fundamental hacerlo entre los 2 y los 6 años, porque después será muy difícil. A los dos años los niños empiezan con los -no-, pero hay que insistir.

¿Y cómo hacerlo? Con creatividad y paciencia. La primera medida es que los mismos padres coman frutas y verduras delante de los hijos. "Los niños aprenden por imitación",

El segundo punto, agrega, es presentar las frutas y verduras en forma atractiva: Lo típico es darles tomate, pepino y choclo, y no hacerse problemas. Pero se pueden hacer cosas muy entretenidas. Por ejemplo, las zanahorias con miel o los tomatitos rellenos que les encantan a los niños.

Se propone a los padres partir por cambiar el recorrido del supermercado. Y es que parte importante de este aprendizaje tiene que ver con que en la casa haya una gran disponibilidad y variedad de frutas y verduras. Los niños deberían tenerlas muy a la mano en vez de las papas fritas, las bebidas y las galletas.

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Adicción temprana

Tan grave como el bajo consumo de frutas y verduras, las especialistas consideran la excesiva ingesta de productos procesados, ricos en colorantes, saborizantes y edulcorantes.

Todo parte cuando se le empieza a agregar, en forma innecesaria, azúcar a la leche o a los postres, Así se va generando una necesidad del sabor dulce, que es reforzada con las -recompensas- de caramelos, galletas o chocolates, lo que provoca niños adictos a los hidratos de carbono refinados .

Además, se agrega la -soledad afectiva- en que viven muchos niños los lleva a comer esas sustancias que estimulan la producción de serotonina (un neurotransmisor relacionado con el placer). Así, estos alimentos se transforman en la -dulce compañía- que va tapando las carencias detrás del hambre.

EPIDEMIA

EL 23% de los preescolares chilenos tiene sobrepeso o es obeso. El común denominador en ellos es la baja ingesta de verduras y frutas.

, hijas, familia,

 

Como Eliminar los Problemas de Comida en el Niño

© Roberta Maso-Fleischman, Ph.D.

Las madres que me escriben acerca de los problemas de comida de sus niños, me escriben cuando sus niños ya tienen 3 o 4 años, o sea que el mal hábito ya está bien establecido. De manera que erradicar este mal hábito cuesta y es desagradable tanto para el niño como para la madre.

El objetivo de este artículo es hacer que los niños coman lo que come la familia, claro está siempre y cuando la familia coma sanamente.

Ahora bien, el "mal comer" se erradica solo cuando se encara lo que es el PROBLEMA REAL y este es que a través del "mal comer" el niño o niña consigue la atención, buena o mala, de la madre.

El niño o niña siente que su madre siempre anda muy atareada y tiene poco tiempo para él o ella y se da cuenta que a través de tener problemas con la comida la logra preocupar y ella le presta atención por lo menos durante la comida.

La atención que se le brinda a un hijo o hija cuando solo quiere cierto tipo de comida no es una atención de muy buena calidad. Es una atención llena de tensión. Por una parte la madre está muy preocupada porqué su hijo o hija no está recibiendo la nutrición debida pero por otra parte empieza a sospechar que está siendo manipulada y presionada por su hijo o hija.

La solución para que el niño o niña coma normalmente consta de 2 partes.

1) Primero se empieza por presentarle al niño o niña su plato con la misma comida que el resto de la familia y se le dice, de muy buena manera, que de ahora en adelante él o ella va a comer lo que comen todos en la familia.

La actitud de los padres en este caso es de suma importancia, de manera que hay que actuar lo más normal posible.

Si el niño o niña se pone a llorar los padres no lo/a regañan sino que de buena manera lo/a invitan a comer. Seguramente no comerá. Cuando es tiempo de levantarse de la mesa, se retira el plato del niño o niña, sin regaños, ni reproches.

Entre una comida y otra se le puede dar algo saludable de tomar y/o un poco de fruta pero nada muy abundante, porqué se quiere que tenga hambre para la próxima comida.

A la hora de la próxima comida se repite lo mismo.... se le presenta su plato con la comida que todos van a comer y se procede como si no pasara nada. Si no come se retira el plato y se espera a la próxima comida. Es posible que el niño o niña no coma durante un día o dos. No se preocupen.

¡No se va a morir de hambre!

2) Luego lo que la madre tiene que hacer en este proceso de reeducar al niño o niña en su alimentación es que, al mismo tiempo que le dice que de ahora en adelante va a comer lo que el resto de la familia come, la madre tiene que buscar algún tiempo durante el día para dedicarle a este hijo o hija.

La atención que la madre le va a dar a su hijo o hija, fuera de las horas de comida, va a ser de buena calidad y no va a ser una atención llena de tensión y de preocupación como lo era antes. En este rato especial están los dos juntos disfrutando de un libro, un juego o un paseo.

Ahora, un consejo... para no caer en esto con los hijos que piensan tener en el futuro recuerden que, si en su casa se come sanamente, no hay porqué hacerle comida especial a los niños. Poco a poco ellos tienen que aprender a comer lo que se come en casa. Al principio se le dará la comida de todos los días, licuada, luego aplastada con un tenedor y, finalmente, en trocitos.

Si uno de sus hijos busca su atención a través de la comida al no querer comer ciertos alimentos, no caiga en la tentación de prepararle platos especiales, porqué es el cuento de nunca acabar. Lo que tiene que hacer es tomar unos minutos durante el día para jugar o estar con su hijo, de esta manera el niño o niña no utilizará la comida para recibir un trato especial de Ud.

Tampoco es necesario premiar al niño o niña con golosinas o algo dulce por empezar a comer normalmente. En algunas familias las madres logran que los hijos coman ciertos platos prometiéndoles dulces después. Por favor, no lo hagan, porqué eso no es ningún remedio. La recompensa del niño o niña es sentirse como uno más de la familia y saber que el o ella es importante para su madre y que siempre su madre tendrá un tiempito fuera de la hora de la comida para estar con el o ella.


Nutrición infantil: Cómo encantar niños con el mundo vegetal

 

La vida moderna atenta contra el hábito de comer frutas y verduras. Y los padres deben remontar eso.

¡Esto es asqueroso! es la frase típica de Javier (6) cuando su madre le ofrece un colorido plato de verduras crudas. Lo mismo ante las refrescantes macedonias con que ella trata de tentarlo. Pero no hay caso. El niño se niega a comer cualquier producto vegetal y el máximo logro ha sido que acepte el jugo de manzana.

"Cada cierto tiempo me hago propósitos para que él pruebe cosas nuevas. He llegado hasta a inventar naves espaciales hechas con manzanas o a servirlas con formas de estrellitas. Pero todo termina en un desastre y en la famosa frase ¡esto es asqueroso! , cuenta una mamá.

Ella sabe que es importante para la salud de Javier aprender a comer estos productos, y por eso sigue dando la pelea. Y sabe también qué pudo haber originado esta situación: como madre primeriza y viviendo en un país extranjero, lejos de su familia de origen, se apoyó casi exclusivamente en las instrucciones de un pediatra para la dieta del niño en sus primeros meses: Y no me salía ni un centímetro de ellas: la misma papilla de verduras todos los días -que generalmente era un colado- y de postre, sólo manzana y plátano molidos. Le reprimí cualquier intento de querer probar otra cosa".

Con su segundo hijo, hizo lo contrario: "Nunca le coarté sus impulsos de probar cosas de mi plato, como los porotitos verdes, la palta o la lechuga, y ahora los come feliz".

Alejandra está en lo cierto. La variedad que se le ofrece al niño desde que empieza a comer alimentos sólidos tendrá mucho que ver en sus posteriores hábitos y gustos. Pero no sólo por eso se recomienda ampliar el menú de vegetales. También porque cada fruta y cada verdura tiene diferentes vitaminas y fotoquímicos, que contribuyen de manera distinta al organismo.

De ahí que la Organización Mundial de la Salud promueva el consumo de "cinco colores" de frutas y verduras desde antes de los dos años de edad, para asegurar esta variedad.

SE afirma que desde que el niño empieza a comer papillas, a los 6 meses, tiene muy pocas restricciones en relación a los vegetales. Una de ellas se refiere a las verduras flatulentas (brócoli, coliflor), que pueden producir cólicos, por lo que es recomendable introducirlas de a poco después del año y de acuerdo a su tolerancia.

Otra restricción inicial son las verduras crudas que crecen a ras de suelo, como las lechugas, por el riesgo de infecciones estomacales. Pero, salvo eso, la mayoría de las frutas y verduras son bienvenidas en la dieta de los chicos. Primero se servirán molidas, luego picadas y "ya a los dos años el niño estará preparado para comer la dieta del resto de la familia"

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