El Juego en la Infancia

El Juego en la Infancia

La actividad más seria

Jugar es una actividad, además de placentera, necesaria para el desarrollo cognitivo (intelectual) y afectivo (emocional) del niño. El juego espontáneo y libre favorece la maduración y el pensamiento creativo.

Los niños tienen pocas ocasiones para jugar libremente. A veces, consideramos que "jugar por jugar" es una perdida de tiempo y que sería más rentable aprovechar todas las ocasiones para aprender algo útil. Por medio del juego, los niños empiezan a comprender cómo funcionan las cosas, lo que puede o no puede hacerse con ellas, descubren que existen reglas de causalidad, de probabilidad y de conducta que deben aceptarse si quieren que los demás jueguen con ellos.

"Los juegos de los niños deberían considerarse como sus actos más serios", decía Montaigne. El juego espontáneo está lleno de significado porque surge con motivo de procesos internos que aunque nosotros no entendamos debemos respetar. Si se desea conocer a los niños -su mundo consciente e inconsciente- es necesario comprender sus juegos; observando éstos descubrimos sus adquisiciones evolutivas, sus inquietudes, sus miedos, aquellas necesidades y deseos que no puede expresar con palabras y que encuentran salida a través del juego.

Juego y realidad: valor del juego simbólico (juego de ficción)

Los tipos de juegos de los niños muestran su evolución:

Juegos funcionales, juegos de acción, de sensaciones y movimientos, en la etapa de las adquisiciones sensoriomotrices.

Juegos de ficción, juegos simbólicos o de representación, en las etapas del pensamiento preoperatorio y de las operaciones concretas.

Juegos reglados y estructurados, deporte, juegos de competición, propios de la etapa del pensamiento formal y de la abstracción.

El juego simbólico o de ficción es el juego infantil por excelencia. Obligado a adaptarse a un mundo social adulto y a una realidad física que aún no comprende, el niño necesita inventarse su propio mundo a partir de aquello que vivepero traduciéndolo a un lenguaje simbólico, personal, con el que adaptar ese mundo externo a sus necesidades. Por medio del juego de ficción el niño asimila poco a poco ese mundo externo, lo elabora y se adapta a él en un proceso continuo de maduración.

Juego y desarrollo intelectual

Los niños empiezan a usar símbolos desde el segundo año de vida (por ejemplo, al señalar un perro diciendo "guau" o al hacer como si bebiera de una taza), repitiendo actuaciones que han visto en adultos, representando sucesos que han vivido o imitando el funcionamiento de determinados objetos. Es la imitación diferida. En ese imitar del niño se produce la asimilación de las situaciones y relaciones que observa en el mundo que le rodea. Parte de modelos concretos para, más adelante, llegar a la abstracción.

La función simbólica es una metarrepresentación común al juego y a otras actividades humanas como el lenguaje. Cuando falla la adquisición y utilización de la función simbólica (en la afasia, en el autismo, en la deficiencia mental...) se advierte la importancia de la misma en la maduración personal y la necesidad de potenciar en la infancia la práctica del juego espontáneo para que puedan lograrse los niveles adecuados en cada etapa evolutiva.

Juego y personalidad

A veces, determinadas dificultades, que quizá parecen insuperables para el niño, pueden hacerse frente por medio de los juegos, siempre que se aborden a su modo y planteando de uno en uno los aspectos del problema

Los celos por el nacimiento de un nuevo hermano, por ejemplo, es un tipo común de conflicto, que suele aparecer enmascarado en los juegos como reacción a procesos internos que el mismo niño desconoce, pero que le ayudarán a aceptar esa realidad, al representarse el problema de una forma nueva y grata para él, como cuando trata a su muñeco del mismo modo que él quiere ser tratado o cuando reacciona en su juego como querría haberlo hecho en la realidad...

En el juego se da una adaptación entre lo imaginable (todo es posible) y lo permitido (reglas de conducta), en la que el niño tiene tiempo de aprender lo que es factible y correcto mientras permite una salida airosa a sus impulsos.

En síntesis, el juego...

Es una actividad imprescindible para el niño. Jugar es necesario para el desarrollo intelectual, emocional y social.

Permite tres funciones básicas de la maduración psíquica: la asimilación, comprensión y adaptación de la realidad externa.

Exige ofrecer al niño el tiempo y los medios favorables para que lo pueda realizar a su modo.

Favorece las adquisiciones sociales tempranas, las habilidades de comunicación social. Es una preparación para la vida adulta.

Como conducta exploratoria, impulsa la creación de campos de acción y la creatividad.

Tiene un sentido para el niño. Cuando se le interrumpe cualquier juego, se le priva del desenlace de un argumento creado por él mismo con una finalidad que no siempre alcanzamos a comprender.

¿Que son los problemas de aprendizaje?

Se solían llamar retraso mental. Un niño con problemas de aprendizaje en comparación con otros de su misma edad le resultará más difícil aprender, entender y hacer cosas. El grado de retraso puede variar mucho. Algunos niños nunca aprenderán a hablar y aún cuando crezcan necesitarán ayuda para cuidarse a sí mismos, comer, vestirse o ir al baño. Para otros niños, el retraso puede ser leve y el niño podrá crecer y ser independiente. De todas formas, incluso en niños con retraso mental leve, el hacer determinadas cosas o afrontar los aspectos más complicados de la vida será casi siempre difícil.

Los niños con retrasos mentales severos a menudo tienen otros problemas (por ejemplo, epilepsia, autismo y problemas físicos). La vista, el oído o el habla pueden también estar afectados. Estas dificultades añadidas pueden hacer más duro el día a día al niño con problemas de aprendizaje. A veces, estos problemas añadidos son tan leves que es difícil que sus padres o su médico se den cuenta. Por ejemplo, un problema físico puede ser tan severo que el niño tenga dificultades al caminar o al usar sus brazos, o tan leve que sólo muestre torpeza al correr o al escalar.

Los trastornos del aprendizaje pueden ser generales o específicos. Estos últimos significan que la persona afectada encuentra dificultades en sólo una actividad en particular pero se maneja bien con todo el resto. Por ejemplo un niño puede tener dificultades al leer, escribir o entender lo que se le dice pero no tener ningún problema en otras áreas de la vida.

¿Qué causa los trastornos del aprendizaje?

Las causas incluyen factores genéticos, infecciones antes del nacimiento, golpes, infecciones o daño en el cerebro durante o poco después del parto. Los ejemplos pueden ser el Síndrome de Down, el Síndrome de X-frágil o la parálisis cerebral. En casi la mitad de los niños afectados la causa del trastorno permanece desconocida incluso después de que todas las pruebas indicadas se hayan hecho.

Algunos niños pequeños con capacidades normales pueden parecer niños con problemas de aprendizaje. Pueden mostrar un retraso temporal del aprendizaje que puede ser causado por una negligencia o falta de cuidados básicos importantes. Estos niños pueden recuperar lo no aprendido si se les da ayuda especializada y buenos cuidados.

Los efectos de las dificultades del aprendizaje

Los niños con problemas en el aprendizaje, se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor. Como todos nosotros, experimentan problemas y se preocupan de cosas, sin embargo, su habilidad para comprenderlas y para comunicarse puede ser muy limitada, pudiendo ser muy difícil para ellos expresarse. Los problemas de la comunicación pueden impedir que otras personas entiendan sus sentimientos y necesidades. A menudo se frustran y entristecen por sus limitaciones. Cuando se comparan con otros niños pueden sentirse mal y disgustarse.

Para un padre puede ser difícil saber que su hijo tiene problemas generalizados de aprendizaje. Puede que sea difícil entender por que su hijo es así y cual es el significado del problema. Puede ser que tenga dificultades para comunicarse con su hijo y dificultades para entender y manejar su conducta.

Los hermanos pueden reaccionar de formas diferentes. Pueden sentirse celosos por la atención que se da a su hermano o avergonzarse por su comportamiento. Puede que sea objeto de burlas en la escuela. Puede que se sientan tristes por tensiones y riñas en la familia o entre los padres. Con frecuencia pueden sentirse responsables del hermano con dificultades o del padre estresado.

Trastornos generalizados del aprendizaje y salud mental:

Un trastorno generalizado del aprendizaje no es una enfermedad mental. De forma diferente a una enfermedad mental de la que la gente se recupera, es un problema para toda la vida. Dicho esto, es cierto que la gente con problemas de aprendizaje tienen más posibilidades de padecer de trastornos emocionales y conductuales. Estos pueden ser muy estresantes para toda la familia. Los niños que padecen además autismo o epilepsia tienen aún más probabilidad de tener de estos problemas. Para ellos será recomendable visitar a un especialista en psiquiatría infanto-juvenil.

¿Qué se puede hacer para ayudar?

Es importante reconocer cuanto antes sea posible que un niño esta aprendiendo y desarrollándose más lentamente. Sólo cuando el problema es reconocido se puede ofrecer al niño y a su familia la ayuda que precisan.

A medida que el niño crece, irá necesitando la ayuda de un grupo de profesionales entre los que se encuentran, logopedas, psicopedagogos, psicólogos, pediatras, psiquiatras infantiles, etc.

La escuela es especialmente difícil para niños con retraso mental porque gira en torno al aprender. Los niños con problemas de aprendizaje encuentran que no pueden mantener el mismo ritmo que los demás niños. Los equipos de asesoramiento psicopedagógico de la escuela pueden recomendar modificaciones en la escuela que sean más adecuadas para el niño. Por ejemplo, si el niño no tiene dificultades para integrarse con otros, pueden ir a una escuela normal con algún refuerzo particular. Por otra parte, si la discapacidad es más severa, puede que necesiten ir a una escuela especial.

Como todos los demás niños, los niños con trastornos del aprendizaje continúan progresando y aprendiendo durante toda su vida -aunque más lentamente.

La discapacidad no impide a un niño tener una vida satisfactoria. El objetivo de los profesionales que se ocupan de estos niños es el permitir que las vidas de estos niños sean como las de cualquier otro.


¿Cómo puedo evaluar a mi niño?

Existe controversia en cuanto al diagnóstico de los trastornos del aprendizaje. Algunos expertos en el tema creen que este trastorno se diagnostica más de lo que se debería. Diagnosticar trastornos del aprendizaje en niños pequeños puede ser controvertido, ya que a esa edad los pequeños aprenden a ritmos totalmente diferentes. De acuerdo con Liebman, no se puede llegar a un buen diagnóstico hasta que el niño esté en tercer grado de primaria.

De cualquier manera se recomienda que tengas en cuenta cualquier preocupación o inquietud que sientas respecto a tu hijo. Un buen diagnóstico y la intervención temprana son cruciales y pueden tener un gran impacto en el futuro académico de tu niño.

Si estás preocupada por la capacidad de tu hijo para leer, escribir o hablar, conversa con personas que lo conocen, como por ejemplo, con su maestra. Los maestros suelen detectar rápidamente los indicios tempranos de un trastorno del aprendizaje. Coméntaselo también al pediatra de tu hijo.

En muchos casos, lo que parece ser un trastorno del aprendizaje no es más que un retroceso momentáneo, y tu hijo pronto logrará ponerse al mismo nivel que el resto de los niños. Pero tampoco es bueno simplemente esperar y ver qué pasa. Le harás un favor a tu hijo si confías en tus instintos y hablas con su maestra o doctor acerca de la posibilidad de hacerle una evaluación.

Tu niño necesitará un examen formal para saber con certeza si tiene algún problema. Esto, por lo general, lo lleva a cabo un sicólogo, un neurosicólogo infantil, un pediatra especializado o un siquiatra. Esta evaluación se realiza en un consultorio y dura un par de horas. Tu niño tendrá que hacer varias actividades usando juguetes y materiales educativos.

¿Qué se puede hacer para ayudar a un niño que padece trastornos de aprendizaje?

Los trastornos del aprendizaje duran toda la vida. No obstante, hay muchas cosas que puedes hacer para ayudar a tu niño a sobrellevar su discapacidad. Por ejemplo, la maestra le puede brindar a tu niño la oportunidad de practicar ciertas actividades en un entorno de comprensión y paciencia. Los niños con trastornos del aprendizaje pueden aprender y, de hecho, lo hacen.

Como padre, una de las cosas más importantes que puedes hacer es apoyar a tu niño y ayudarlo a que su experiencia de aprendizaje sea positiva. Es recomendable que te concentres en los puntos fuertes de tu hijo. Si le cuesta mucho aprender el alfabeto pero le encantan los animales, fomenta ese interés y ayúdalo a convertirse en un experto en animales. También es de suma importancia que alimentes su autoestima, alentando sus capacidades y gustos.

No trates de volverte un experto en la discapacidad de tu hijo. Tu tarea es brindarle amor y paciencia. Otro de tus objetivos principales será buscar a especialistas que estén capacitados para ayudarle a que aprenda. Recuerda que es muy importante que tu hijo reciba el tratamiento adecuado.

Existen escuelas privadas especializadas en niños con discapacidades de aprendizaje, pero generalmente son muy costosas. Consulta con el maestro de tu niño o con organizaciones locales que brinden ayuda gratuita a niños con discapacidades. La terapia sicológica también puede ser útil. Es común que los niños con trastornos del aprendizaje sientan que sus vidas son un fracaso, y esto les daña su autoestima. Sus frustraciones pueden transformarse en ira.

"Considero que tratar los problemas emocionales y sicológicos de un niño es más importante que enseñarle que dos más dos es igual a cuatro", dice Liebman. Los padres necesitan aprender a manejar los arranques emocionales de su niño.

Aunque la mayoría de las personas coincide en que los padres no deben celebrar el comportamiento de un niño cuando hace berrinches o llora, este tipo de escape emocional puede ser beneficioso para los niños con estos trastornos. Si permaneces cerca de tu niño durante esos momentos y le dices que lo quieres y que sabes que las cosas no son fáciles para él, le demostrarás que no está solo en su lucha y que siempre estarás con él para ayudarlo.

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