Divorcio: Como no provocar mas daño en los niños

 Como no provocar mas daño en los niños

Ante la separación de sus padres, los niños menores de 6 años no pueden verbalizar su angustia y la muestran a través de cambios de conducta. Estar atentos es clave para disminuir el impacto de la ruptura.

Alguien que lo vivió

"El cambio de conducta del Nico fue un efecto directo de nuestra separación". Así de tajante es Marcela (33). Para ella, no hay duda de que la ruptura de su matrimonio de casi seis años con el padre de Nicolás (6) dejó en él huellas que aún no se borran.

Si bien admite que no se trata de cambios evidentes para la mayoría, sí lo son para ella. "Pasó de ser un niñito desenvuelto y sociable a ser más temeroso, retraído y callado. Pasa más tiempo solo en su pieza, juega menos, se ríe menos. No sé, es distinto", dice Marcela pensativa.

Así como Marcela, son muchos los padres que deben enfrentar una separación con niños menores de seis años. "Una edad complicada", según la sicóloga infantil Ana María Rodríguez, sobre todo porque "son personitas que aún no tienen herramientas para expresar sus temores, sus dudas, sus angustias y por eso las canalizan a través de alteraciones en su conducta".

Una forma diferente de reaccionar

Irritabilidad, retraimiento, problemas para comer o dormir, agresividad y comportamientos regresivos son sólo algunas de las alteraciones que pueden sobrevenir. Una situación que la sicóloga califica de "completamente normal", justamente porque "es la forma en que los niños pequeños expresan que saben que algo pasó".

Los especialistas coinciden en que no se puede evitar el trauma, pero sí es posible adoptar ciertas medidas para disminuir la angustia que significa para el niño el que sus padres ya no vivan bajo el mismo techo.Ana María Rodríguez -quien ha trabajado con hijos de padres divorciados o en proceso de divorcio en Estado Unidos-, aconseja dar al niño señales que lo vayan preparando. "Si los padres ya han tomado la decisión de separarse, sería bueno que hicieran actividades con los hijos, como ir al supermercado o al mall, en forma separada".

Suena obvio pero rara vez se cumple

Aunque suene obvio, hay que evitar que las peleas y discusiones típicas del proceso se lleven a cabo delante de los niños. "Hay que pensar que los más chicos e incluso los lactantes no son capaces de procesar con palabras lo que está pasando, pero sí perciben el estado de ánimo general, por lo que hay que hacer el ambiente lo menos tenso posible",

Lo anterior, eso sí, sólo sirve para preparar al niño y no reemplaza al hecho de explicarle claramente la situación. "Un niño de dos años ya es capaz de entender si se le habla en forma sencilla y directa",

Por lo mismo, especialistas aconsejan usar frases simples como "el papá y la mamá van a vivir separados desde ahora, pero te siguen queriendo igual". Respecto de esto último, aclaran que es clave entregar seguridad al niño. "Lo que más necesita es tener la certeza de que él no tiene la culpa y que no porque los papás no se quieran lo van a dejar de querer a él",

Sin detalles

Coinciden, además, en que lo ideal es que sean ambos padres los encargados de enfrentar el momento con el niño y lo que más recalcan es que "por ningún motivo le den explicaciones ni entren en detalles que el niño no ha pedido, porque no los necesita y lo pueden confundir más".

Mentiras que solo confunden: un testimonio

Confusión que también surge si le alimentan falsas esperanzas o le "disfrazan" la separación. Como le ocurrió a Claudia (33), quien le dijo a su hijo Diego (5) que su padre se había ido de viaje y que no lo iba a ver más. "El problema es que él lo espera siempre, pregunta por él, a veces no come, le guarda dibujos. Hasta una vez lo vio en la calle y yo no hallaba cómo explicarle". Lo más probable es que tenga que hacerlo, ya que su papá dejó de visitarlo en junio y hasta la fecha ni siquiera responde a sus llamados.

En estos casos, todos los esfuerzos deben apuntar a reducir los traumas del niño. Por eso, se aconseja que, en lo posible, sea él el que se quede en la casa. "La separación implica pérdida, por lo que sumarle la pérdida de su casa y su pieza podría angustiarlo más".

Ojo, caer en conductas como prohibir que se hable del papá o borrar cualquier rastro de él sólo contribuye a atormentar más la mente del hijo. "Le produce una sensación de incoherencia tremenda porque tiene que hacer como si su papá no existiera cuando para él sigue siendo igual de importante",

Por esa misma razón, aconseja tomarlo con la mayor naturalidad posible. "Por lo general, son los papás los que se van. Lo ideal es que puedan ir a buscarlos y entrar a la casa. Además, es súper importante que el niño tenga acceso a él, que lo pueda llamar por teléfono y que tenga a alguien que le marque en caso de que él no pueda".

Vínculo esencial

Uno de los efectos de la separación de los padres es el debilitamiento del vínculo entre el niño y aquel que abandona el hogar. Para que esto no ocurra, la sicóloga infantil se recomienda que los momentos que pasan juntos no se centren en la pura diversión. "Es muy común que uno se convierta en el papá entretenido y el otro en el fome que impone reglas". El peligro, en su opinión, es que el "entretenido" termina perdiendo toda autoridad frente al hijo.

"Para evitar que eso pase debe encargarse de darle de comer, llevarlo al baño y, en caso de que se quede a alojar, establecer la misma hora para acostarse".

Por otra parte, es importante que sienta que sigue teniendo un lugar en la vida del que se fue. "El que armó una nueva casa debe dejar un espacio para el niño, darle una pieza que tenga sus juguetes y sus cosas, que sienta que tiene un rincón suyo ahí".

La sicóloga Ana María Rodríguez agrega que otro factor protector es cumplir las promesas que se le hagan al niño. "No importa cuántas veces lo vea, pero si le dice que lo va a ir a buscar, que lo haga".

MÁS DE LA MITAD de los matrimonios realizados a partir de 1990 terminarán separados, según las estadísticas.

 

¿Cómo ayudar a los niños a enfrentar el divorcio?

Una de las razones por las que se retrasa la separación de una pareja fracasada son los niños. Indudablemente, un divorcio afecta a los hijos, pero a veces mucho menos de lo que se piensa y desde luego, es mucho peor para los pequeños presenciar las riñas de sus padres.

El divorcio es una situación dolorosa y difícil de asumir para padres e hijos. A veces los adultos, absortos en sus conflictos, no dimensionan el impacto que la separación tiene en los niños. Ellos necesitan una respuesta verdadera y apropiada a su desarrollo, inquietudes y preguntas, por lo que hay que hablarles con palabras sencillas.

Según un reciente estudio, más de la mitad de las parejas que se han casado en la década de los noventa verán fracasar sus matrimonios y deberán sufrir la separación.

Si es verdad, como parece, que el número de divorcios aumenta, es evidente que también se ven involucrados en ellos un mayor número de niños. Y esa suele ser la primera preocupación para la pareja que decide romper su unión:

¿Qué pasa con los hijos?

Debo ocultarle a mi hijo/a que nos estamos separando?

Muchas veces al niño/a no se le dice nada porque se cree no comprende. Ante esto el niño, de acuerdo a su fantasía, a los comentarios que oye, a las circunstancias que vive, a sus deseos, construye sus propias explicaciones respecto al tema. El riesgo de esto es que su producción dé cuenta de una realidad distorsionada y, a corto o largo plazo lo afecte, tanto a sí mismo como a su relación con los otros.

Las "mentiritas piadosas" que tan frecuentemente se dicen, como por ejemplo: "papá está de viaje", o "llegó cuando te habías dormido y se fue antes de que tú te levantaras", pueden engañar y proteger por poco tiempo. Tal vez luego, en el momento de decir la verdad, ese argumento pueda ser tanto o más nocivo que la realidad misma.

¿Cómo le digo a mi hijo/a que nos vamos a separar?

Ponga al tanto al niño de lo que sucede, utilizando palabras sencillas, con explicaciones cortas, sin culpabilizar a nadie, tratando de preservar su bienestar emocional.

Es imprescindible aclararle al hijo que él no es responsable de que papá y mamá se separen y que ya no vivan en la misma casa. Deje en claro que la decisión de separarse es exclusivamente de los padres, que el papá y la mamá ya no pueden vivir juntos, pero van a seguir siendo el papá y la mamá y podrán disponer de ellos en todos los aspectos que precise

Evite prometer que todo seguirá igual, ya que inevitablemente la forma de vida cambiará y el no cumplimiento de lo prometido les generará inseguridad. Aclare los cambios que el/la niño/a va a experimentar teniendo en cuenta su necesidad de sentirse seguros: "Tú vas a seguir viviendo aquí siempre o por un cierto período, el papá va a venir a visitarte, la mamá seguirá cuidándote, seguirás en el mismo colegio".

Reorganización de los roles.

Sin duda que el divorcio o las separaciones son un tiempo de dolor donde es necesario reorganizar los roles familiares y realizar un fuerte ajuste personal para poder seguir funcionando.

Es indispensable entender que el divorcio es un proceso en que no terminan las relaciones familiares, sino que se modifican las de pareja, y que los vínculos afectivos con los niños deben permanecer.

Se separan como pareja, los padres siguen

Es deseable que ambos padres mantengan fuertes vínculos con el pequeño, aunque el resentimiento entre la pareja sea muy grande. Los padres dejan de ser cónyuges, pero nunca padres. En las parejas en que prima el amor a los hijos por sobre los resentimientos personales se logra una buena relación parental, es decir, ambos continúan preocupados del niño y tienen una actitud de facilitar al otro su paternidad o maternidad, porque saben que el niño los necesita. Entre los padres hay una actitud de cooperación y no de competencia.

De esta manera intentan negociar los desacuerdos pensando en el niño más que en sus derechos o beneficios. Y, por supuesto, evitan al pequeño el costo emocional de presenciar una pelea.

Fin a las peleas y a los gritos.

La única ventaja que puede tener un niño con la separación de sus padres es no tener que presenciar las peleas, pero si siguen peleando el niño estará expuesto a una enorme cantidad de ansiedad.

Es perfectamente comprensible que tenga rabia y frustración con tu ex pareja, pero recuerde que la salud mental de sus hijos es más importante, por lo cual debe poner freno y elaborar sus conflictos. Hacer catarsis con amistades y familiares, pelear si quiere, pero no con el niño presente.

No descalificar al padre o madre

Las descalificaciones del ex cónyuge constituye otro error frecuente. Por el amor que le tiene a su hijo, tener cuidado con lo que dice, tratar de no decir todo lo que piensa o siente, aunque sea verdad, porque puede ser muy destructivo no sólo para la relación con el otro padre, sino para el desarrollo del "yo" de su hijo, que en esta edad está en plena formación y, aunque le cueste creerlo, puede ser destructivo para la relación del niño consigo mismo(a).

Si puede recibir ayuda, mucho mejor

Cuando las dificultades son muchas, a veces es bueno conversar con expertos en mediación para el divorcio, a fin de buscar acuerdos que favorezcan al niño.

Reiniciar una nueva pareja

Con relación a la inclusión de parejas nuevas en la vida del niño, hay que ser siempre cauteloso, especialmente durante el primer año de separación. Los niños viven mal y con muchos celos las nuevas parejas de los padres.

Es posible que esté muy contento(a) por esta nueva relación, pero el niño no tiene por qué querer a su nueva pareja de inmediato y es normal que le tenga rabia. Dale un tiempo para elaborar la situación de separación y date un tiempo para estar seguro(a) que la nueva relación amorosa es definitiva. Sólo entonces preséntele su nueva pareja.

Analice antes de tomar una decisión cómo es la relación de su nueva pareja con el pequeño. Estas precauciones hacen más fácil la aceptación de la otra persona por el niño y favorece el vínculo posterior. Los apresuramientos y las imposiciones sólo consiguen el rechazo. Darse tiempo y espacio para estar a solas con su hijo, escúchelo, juegue, hágalo sentir y saber lo mucho que lo quiere y, en lo posible, permítaselo a su otro padre.

Fuente: Fundación Integra

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